Algunas ideas para empezar a reflexionar sobre el impacto del metaverso

El metaverso puede ser descrito como un espacio donde el mundo real es aumentado por la realidad virtual

Para aquellas personas que están familiarizadas con el mundo de la tecnología, la palabra metaverso no resulta ser una novedad. Sin embargo, para aquellos que somos inmigrantes digitales, porque hemos nacido antes de la aparición del internet, este término puede resultarnos más o menos extraño, y hasta lejano. No obstante, como no hemos de perder de vista que los desarrollos tecnológicos generan cambios mucho más abruptos y radicales que aquellos que proceden de otros ámbitos, pienso que conviene empezar a trabajar en los criterios para gestionar este desarrollo tecnológico en nuestras organizaciones y en nuestras vidas.

Una buena descripción de lo que significa el metaverso la podemos encontrar en un artículo publicado en diciembre del año 2021, por el profesor Bokyung Kye y otros autores, en el Journal of Educational Evaluation for Health Professions:

El metaverso puede ser descrito como un espacio donde el mundo real es aumentado por la realidad virtual. Donde el mundo real se conecta con la realidad virtual, el mundo real se replica en la realidad virtual, o la realidad virtual se convierte en otro mundo. Desde un punto de vista funcional, el metaverso integra información codificada, el servicio de social networking (SNS) y elementos de juego. Desde una perspectiva evolutiva, el metaverso es una mezcla del internet 5G y la tecnología de convergencia virtual, reflejando así, un mundo que se ha extendido y desarrollado como respuesta a la pandemia COVID-19. Desde el punto de vista técnico, el metaverso es un complejo de tecnologías de la realidad virtual. Y socialmente, es un espacio donde los miembros de la generación nativa digital dejan huellas de su vida diaria o su vida económica con sus distintas apariencias (personajes, avatares) en el mundo del internet en 3D (p. 8).

De otro lado, para tener una idea de la importancia que este concepto ha adquirido en los últimos años, Matthew Ball, un experto en esta materia, señalaba en una entrevista concedida a Alison Beard, de HBR IdeaCast,  que a pesar que aún existen una serie de retos para hacer que el metaverso sea una tecnología universal, siete de las once empresas más grandes del planeta están ya invirtiendo billones de dólares para renombrarse a ellas mismas, reorganizarse y preparar los lanzamientos en esta década de sus productos más importantes.


Pero además de convertirse en la plataforma de publicidad más grande del planeta: basta considerar, como comenta el mismo Matthew Ball, que cada nuevo nacimiento implica un nuevo jugador de videojuegos, y que por tanto, el sector de los videojuegos crece cada año en 140 millones de nuevos usuarios, el metaverso puede tener también aplicaciones en el mundo de la educación. El profesor Bokyung Kye señala que el metaverso sería un espacio para nuevas comunicaciones sociales; que generaría un grado más grande de libertad para crear y compartir; y que daría la posibilidad de experimentar nuevas experiencias a través de la alta inmersión que permite la virtualidad.

Sin embargo, él mismo señala que el uso del metaverso puede generar también algunas dificultades en la educación, como una más débil conexión social y la posibilidad de atentados contra la privacidad; una mayor facilidad para los delitos debido al anonimato y la virtualidad del metaverso; y una mala adaptación del mundo real en los estudiantes con una identidad no bien establecida.

Considero que estas descripciones e ideas pueden ayudarnos a ir identificando los criterios con los que deberemos gestionar este nuevo desarrollo tecnológico: el metaverso. En todo caso, la cuestión ya está abierta.