El poder a toda costa

Dedicarse a la política es dedicarse al bien común, al servicio del pueblo por el bien del pueblo

Decía Santo Tomás de Aquino que no existe mayor obra de caridad que dedicarse a la política, dedicarse al bien común, al servicio del pueblo por el bien del pueblo. Sin embargo, la realidad que contemplamos cada día en España, que nos acrecienta de forma progresiva el estupor, el asombro y la indignación, es la encarnación del espíritu del ansia de poder por el poder, de mantenerse en el poder a cualquier precio, sin ningún rubor ni vergüenza, ya de forma totalmente descarada, en el presidente del gobierno en funciones de España, Pedro Sánchez.

El sr. Sánchez se presenta como abanderado defensor de la democracia cuando es el principal causante del daño progresivo que está sufriendo la democracia española, queriendo manejar todas las instituciones a su antojo, sin respetar en absoluto la separación de poderes y asimilando como principal estrategia, ya normalizada, el engaño y la mentira. Todo por mantenerse en el poder, y no solamente por el estatus económico sino más bien por el placer que le produce a su ego ser el residente del palacio de la Moncloa.

Es indignante que se tome al pueblo por tonto y mucho más que se intente conseguir que lo sea por medio de la manipulación, la teatralización de la política, y la compra de votos del partido del gobierno con subvenciones pagadas por todos con nuestros impuestos. Es indignante que se viva la política sin un mínimo de ética. El intentar hacer ver como algo normal, y conseguirlo, el pactar con un partido que no ha condenado ningún atentado de ETA y que llevaba asesinos en sus listas para las elecciones municipales del País Vasco; el pactar con un partido, al que denominan progresista, que no ha condenado los atentados yihadistas y que se ha negado a vincularse al pacto antiterrorista; y, sobre todo, el humillar al pueblo español sometiéndose a todas y cada una de las exigencias de los partidos independentistas catalanes.

Ya en la anterior legislatura, el gobierno social comunista, haciendo lo contrario de lo que prometía en su programa electoral, indultó a los políticos catalanes independentistas condenados por el Tribunal Supremo por sedición y malversación de dinero público al declarar la independencia de Cataluña de forma unilateral e ilegal. Y estos políticos fueron indultados sin mostrar un ápice de arrepentimiento, sino más bien, todo lo contrario: no se cansaban ni se cansan de que volverán a hacerlo.

Y como si no bastase semejante ultraje al poder judicial por parte del gobierno, ahora el señor que quiere gobernar España se humilla ante un personaje huido de la justicia española, aceptando que se aplique la amnistía a cuántos llevaron a cabo el golpe de estado en Cataluña y salieron huyendo del país. No se trata ya de indultar a personas juzgadas y condenadas sino de darle la razón a los políticos criminales catalanes y aceptar que realmente han sido perseguidos por sus ideas, no por incumplir la ley. Se trata de que el Estado les pida perdón por el juicio y decirles que España se equivocó al ejercer el poder judicial las funciones que le han sido encomendadas por la Constitución.


Y todo para que el Sr Sánchez permanezca en el poder.

No se ha visto antes en la democracia española semejante escándalo ante el que la sociedad civil no puede ni debe permanecer en silencio. No todo vale en la política. No se debe jugar con la democracia ni erosionarla de ninguna forma. No se debe aceptar como normal la mentira en la política.

Porque la corrupción política no se caracteriza de forma exclusiva por la corrupción económica. Hay una corrupción política mucho peor y más peligrosa. Destrozar la democracia desde dentro actuando como un verdadero autócrata. Todo para permanecer en el poder.

Roque Pérez, profesor y colaborador de Enraizados