Institución Teresiana: Agradecimiento por cien años de aprobación pontificia

La Institución Teresiana en diversos lugares de los treinta países donde están presentes, han elevado a una sola voz y con inmensa alegría, su acción de gracias por estos cien años transcurridos desde que Pio XI, el 11 de enero de 1924, promulgara el breve Inter frugíferas con la aprobación a perpetuidad de la obra fundada por San Pedro Poveda

En diversos lugares de los treinta países donde están presentes, los miembros de la Institución Teresiana (IT), junto a familiares, colaboradores y amistades, han elevado a una sola voz y con inmensa alegría, su acción de gracias por estos cien años transcurridos desde que Pio XI, el 11 de enero de 1924, promulgara el breve Inter frugíferas con la aprobación a perpetuidad de la obra fundada por San Pedro Poveda.

El 12 de enero se ha celebrado en la Catedral de Santa María de la Almudena, Madrid (España) la eucaristía de acción de gracias por el centenario de la aprobación pontificia de la Institución Teresiana, presidida por el cardenal Arzobispo, José Cobo y concelebrada por los cardenales Antonio María Rouco y Carlos Osoro, el obispo auxiliar Juan Antonio Martínez Camino, y una veintena de sacerdotes. Asistieron la directora de la Institución, Gregoria Ruiz, y el Consejo de Gobierno al ser este el acto inaugural del centenario.

Comunión y misión

“En esta tarde somos una familia y nos unimos para rezar y para agradecer el don de la fe y la historia que Dios ha ido entretejiendo en estos cien años”, señalaba el Cardenal Arzobispo de Madrid, José Cobo Cano, en su homilía.

En la monición de entrada, la directora de la Institución, Gregoria Ruiz, subrayó: “Venimos alegres a agradecer que tantas personas mujeres y hombres en estos cien años hayan hecho vida este carisma de la Iglesia y con su disponibilidad y abnegación, su audacia y entrega, hayan anunciado a Jesucristo en los diversos ámbitos, contextos y culturas. Venimos también a renovar el compromiso de comunión y misión en este tiempo de gracia, suplicando al Señor que la savia de santidad que infundió en los comienzos, siga circulando y dando buenos frutos en el mundo de hoy, abiertos al diálogo con todos y especialmente sensibles a las realidades y situaciones de los más vulnerables”.

Ese mismo día 12 de enero en las catedrales de Sevilla, de Málaga, Bilbao, Alicante… se celebraban actos similares presididos por los obispos titulares.

“Hoy también vuestra familia teresiana en medio de la Iglesia nos recuerda a aquellas comunidades que son sal y luz en el mundo. Es todo un rasgo, de personas, de familias, de comunidades, de amigos, que, siendo eminentemente humanas, al ser y vivirse como tarea de Dios, son sal y luz para nuestro tiempo”, dijo el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo.

El arzobispo recordó rasgos del carisma y pidió a la Institución que, en este mundo polarizado, donde hay populismos y posverdad, aporte la antorcha de la luz y el sabor de Cristo a través de la educación, transformadora e integradora. También que no deje de “apoyar y renovar y descubrir el rostro femenino de esta iglesia y el papel de la mujer en ella”.

Cuatro continentes

El jueves 11 de enero se celebraron convocatorias en otras ciudades. En Italia: Roma, en la basílica de Santa Inés, eucaristía presidida por el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia episcopal italiana; Palermo, presidida por el Arzobispo Corrado Lorefice; y Rossano, por el arzobispo Maurizio Aloise. En España: Barcelona, Santander, Oviedo, Palma de Mallorca, Guadix… En América: Lima, Buenos Aires, Santo Domingo… En Filipinas, Manila, Iloilo y Davao.


Templos llenos en lugares donde la presencia de la Institución es numerosa y variada y cercanía allí donde hay una comunidad pequeña, pero significativa, como en la Universidad de Belén, en Holguín (Cuba), en Kikwit (Congo), en Guatemala…

En Manila, la celebración estuvo presidida por el cardenal Luis Antonio Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización. “Esta celebración del centenario es una gran bendición no sólo para la Institución sino para toda la Iglesia”, dijo Tagle en su homilía. Y añadió que San Pedro Poveda imaginó la Institución como una contribución a la misión de la Iglesia principalmente a través de la educación y la cultura, pero a la manera de Jesús, de modo humilde. Dirigiéndose al alumnado del Poveda College, donde se celebraba la Eucaristía, recalcó: “Aprendamos siempre de Jesús”.

El ejemplo de los primeros mártires

“Cien años: un comienzo con pocos, nunca debemos olvidarlo, y quizás hoy que experimentamos más la debilidad, estamos llamados a vivir la misma pasión creadora del principio, por un nuevo comienzo que no se realiza por seguridad, sino por pasión evangélica. Ahora sois una gran familia, en 30 países de cuatro continentes, y seguís buscando a los más pequeños en las muchas periferias existenciales y sociales de nuestras ciudades”, dijo el cardenal Zuppi en la celebración en la basílica de Santa Inés donde la Institución en Roma se había convocado para subrayar el modelo martirial y de las primeras comunidades que desde el comienzo ha guiado a los miembros de la Institución Teresiana.

“Santa Inés, a quien el Padre Poveda propuso como punto de referencia, y modelo para las jóvenes, –para ella compuso una oración corta e intensa que nos pide que imitemos su amor a Cristo, su fidelidad, su audacia”, recordó en la monición Paola Palagi, directora del sector de Italia de la Institución Teresiana. “Los primeros cristianos, un número pequeño pero capaz de ser sal y levadura, de difundir la buena nueva de la salvación, los primeros cristianos, los del camino, los que caminan juntos, sabiendo que su ciudadanía está en el cielo. Por esta fe y por esta esperanza, están dispuestos a correr riesgos, a afrontar el sufrimiento, la oposición, las incomprensiones y muchos incluso el martirio. No es casualidad, por tanto, que estemos reunidos aquí mismo, en esta basílica dedicada a santa Inés, que nos recuerda precisamente estos valores, este horizonte” subrayó Palagi.

Allí donde hay miembros de la Institución se siguen sucediendo celebraciones de acción de gracias a Dios y a la Iglesia con un mismo sentir de gratitud y compromiso renovado. La alegría se comparte con un buen número de ex alumnos y alumnas, colaboradores, amistades, familiares, y sacerdotes que también se sienten partícipes del carisma fundado por San Pedro Poveda.