La fortaleza heroica de los mártires

Ejemplos con un valor especialmente providencial para los difíciles tiempos actuales

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Mártires © Valentina De González. Cathopic

José María Montiu, sacerdote y doctor en Filosofía, ofrece este artículo titulado “La fortaleza heroica de los mártires” donde presenta cómo el ejemplo de quienes han dado la vida para no traicionar sus principios religiosos, ayuda al cristiano de hoy ha mantenerse fiel a la verdad y a la moralidad.

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Los grandes hombres permanecen firmes en la verdad. Es lo que podemos ejemplificar con el dicho de san Francisco de Sales: si me quitas un ojo, me queda el otro para mirarte con amor, y, si me quitas los dos, aún me queda el corazón para amarte. La violeta, al ser pisada, perfuma y abraza dulcemente el pie que la pisotea.

El mártir católico, hermoso imitador del que vino al mundo para dar testimonio de la verdad, permanece firme en la verdad. Su testimonio resulta manifiestamente sincero, supremo y elocuentísimo. Con admirable fortaleza heroica, lo da todo, por no traicionar sus definitivos santos principios religiosos, ya que éstos nunca pueden romperse.

A los mártires no los frenan ni las fieras, ni el fuego, ni los más horrendos odios, ni las peores desacreditaciones. Se dejan quemar vivos, decapitar, crucificar, descuartizar, etc., todo ello por ser fieles. Antes ser despedazados por los leones que claudicar de la santa fe católica: “Permitidme ser pasto de las fieras, las cuales me posibilitarán llegar a Dios. Soy trigo de Cristo, me molerán los dientes de las fieras y seré un pan blanquísimo para Cristo” (San Ignacio de Antioquía).

El mártir católico es una persona que ha sido asesinada por odio a la fe que profesa, y, que, además, ha dado su vida por amor a Dios y a los demás. Es, pues, corazón, herido y encendido. Frecuentemente el martirio incluye muchos y grandes padecimientos. Habrá habido muchos millones de mártires ¡Gran mar de hermosura, hecho de purpúrea sangre!

Los tiempos actuales son tiempos recios. Así, sobre muchas personas cae la oscura niebla y la granizada de fuertes presiones con las que se pretende inclinarlos al mal. Por ejemplo, médicos presionados para que no hagan objeción de conciencia, y supriman vidas ajenas, por aborto, eutanasia, o suicidio asistido. También, presiones orientadas a intentar hacer claudicar de la fe católica.


De las presiones se puede pasar a un ambiente interior enrarecido. En éste, podrá haber, tal vez, indecisión, cobardía, tentaciones de hacer trampas o de pactar con el mal. Pero, psicológicamente, cuando en la vida uno se topa con un testimonio valiente, sanamente contagioso, el ambiente enrarecido deja paso a que el pulmón vuelva a respirar aire puro, el Sol vuelva a lucir, disipando las nieblas, y uno pase a darse cuenta de que cabe responder con una actitud decididamente buena ¡Se puede ser valiente!

En particular, los mártires tienen un valor especialmente providencial para esos difíciles tiempos actuales. De hecho, una de las cosas más de agradecer, más hermosas, de los tres últimos Vicarios de Cristo, es haber declarado beatos o santos a tantísimos mártires. Ahora resulta muy providencial la gran fortaleza de los mártires. Son valientes modelos de fortaleza, rubís esplendorosos, que atraen e impulsan a imitarlos. Son, pues, una preciosísima ayuda para no sucumbir a las fuertes presiones orientadas hacia el mal.

Vale la siguiente regla de tres: si, ellos, por ser fieles, fueron capaces de tener la grande nobleza de tener grandes pérdidas, -perderlo todo y sufrir tanto-, entonces, sería absurdo, vergüenza y sonrojo, claudicar de la verdad a fin de evitar pérdidas muy inferiores. Si ellos pudieron con lo que es más, también nosotros podemos con lo que es menos.

En particular, el médico presionado para que cause un aborto, se verá impelido a hacer objeción de conciencia, aunque ello le lleve ser mal considerado o a la pérdida del empleo. Así, también, quién es presionado para claudicar de la fe católica, será empujado a ser fiel, a no transigir. Ante la valiente grandeza de los mártires, tampoco cabe pensar en arreglos bajos como hacer trampas o pactar con el mal.

Además, está la poderosa intercesión de los mártires. Los mártires han dado todo. Luego, resulta indudable que ellos, desde la gloria celestial, están dispuestos a ayudarnos para que evitemos el mal y hagamos el bien.

En definitiva, conviene no olvidar que es una gran verdad para los difíciles y apasionantes tiempos actuales que el ejemplo modélico de los mártires es hoy algo muy importante en orden a ser fieles a la verdad y a la moralidad ¡Se puede ser valiente! ¡Se puede ser fiel a la eterna verdad!