“La Laudato si’ es una llamada global”, prefacio del Papa

Incluido en el libro ‘Laudato si’ Reader. An Alliance of Care for Our Common House’

Prefacio Papa Laudato si
Papa Francisco con una paloma © Vatican Media

“La Laudato si es una llamada global a ser custodios de nuestra casa común”, dice el Papa Francisco en el prefacio al libro electrónico Laudato si’ Reader.

Laudato si’ Reader. An Alliance of Care for Our Common House, publicado por la Librería Editora Vaticana (LEV) con motivo de la COP26, constituye una colección de reflexiones e informes sobre la recepción de la encíclica en todo el mundo. A partir del 12 de noviembre, el texto podrá descargarse gratis desde el sitio web del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, promotor de la publicación.

Además de un llamamiento global, el Papa apunta que el “’Grito de la tierra y el Grito de los Pobres’ que he presentado en la Laudato si‘ como una consecuencia emblemática de nuestro fracaso en el cuidado de nuestra casa común se ha visto recientemente amplificado por la emergencia de COVID-19, que la humanidad sigue intentando contrarrestar”.

Sin embrago, el Pontífice recuerda que las crisis son momentos de oportunidad y por ello “Es hora de desarrollar una nueva forma de solidaridad universal que esté fundada en la fraternidad, el amor, la comprensión recíproca: una solidaridad que valore a las personas más que el beneficio, que busque nuevas formas de entender el desarrollo y el progreso”.

A continuación el prefacio completo de Francisco publicado en Vatican News.

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Hace seis años, publiqué la carta encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común, en la que pedía un nuevo diálogo compartido sobre nuestra casa común, sobre cómo estamos moldeando negativamente el futuro de nuestro planeta con nuestro comportamiento irresponsable. Me complace ver que la encíclica ha tenido un impacto positivo en nuestros esfuerzos por cuidar nuestra casa común en la Iglesia, en nuestras comunidades ecuménicas e interreligiosas, en los círculos políticos y económicos, en las esferas educativas y culturales, y más allá.  Tras la publicación de Laudato si’, invité a los católicos a unirse a mi querido hermano, Su Santidad Bartolomé, el Patriarca ecuménico, y a nuestros hermanos y hermanas ortodoxos, para celebrar juntos el 1° de septiembre la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Me llena de gratitud que el mensaje urgente de Laudato si’ haya tenido eco en importantes declaraciones y especialmente en acciones de otras tradiciones religiosas sobre nuestra vocación de ser custodios de la creación de Dios. ¡Recuerdo con alegría la Carta Rabínica sobre la Crisis Climática, la Declaración Islámica sobre el Cambio Climático Global, la Declaración Budista sobre el Cambio Climático a los Líderes Mundiales, la Declaración Hindú sobre el Cambio Climático Bhumi Devi Ki Jai!

La Laudato si’ es una llamada global a ser custodios de nuestra casa común, y es tan maravilloso ver que el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha tomado la iniciativa de reunir las reflexiones de personas y comunidades de todo el mundo sobre los mensajes de la Laudato si’. La Laudato si’ Reader, título con el que se han recogido estas reflexiones, es, en efecto, una conclusión adecuada del “Año Especial Laudato si’” que se ha celebrado del 24 de mayo de 2020 al 24 de mayo de 2021.

El “Grito de la tierra y el Grito de los Pobres” que he presentado en la Laudato si’ como una consecuencia emblemática de nuestro fracaso en el cuidado de nuestra casa común se ha visto recientemente amplificado por la emergencia de Covid-19, que la humanidad sigue intentando contrarrestar.  Así, una crisis ecológica, representada por el “grito de la tierra”, y una crisis social, representada por el “grito de los pobres”, se han hecho mortales por una crisis sanitaria: la pandemia del Covid-19. Qué ciertas son las palabras de mi predecesor, el Papa Benedicto XVI: “El modo en que el hombre trata el medio ambiente afecta al modo en que se trata a sí mismo y viceversa” (Caritas in veritate, n. 51).

Sin embargo, no olvidemos que las crisis son también ventanas de oportunidad: son ocasiones para reconocer y aprender de los errores del pasado. La crisis actual debe hacernos “transformar lo que sucede en el mundo en sufrimiento personal, y reconocer así la contribución que cada uno puede aportar” (LS, n. 19). También son para nosotros un tiempo para cambiar de marcha, para cambiar los malos hábitos a fin de ser capaces de soñar, co-crear y actuar juntos para realizar futuros justos y equitativos. Es hora de desarrollar una nueva forma de solidaridad universal que esté fundada en la fraternidad, el amor, la comprensión recíproca: una solidaridad que valore a las personas más que el beneficio, que busque nuevas formas de entender el desarrollo y el progreso. Por eso, mi esperanza y mi oración es que ¡no salgamos de esta crisis igual que como entramos en ella!

El pasado reciente nos ha demostrado que son nuestros hijos, en particular, los que han comprendido la escala y la enormidad de los retos a los que se enfrenta la sociedad, especialmente la crisis climática. Debemos escucharlos con el corazón abierto. Debemos seguir su ejemplo porque son sabios a pesar de su edad.

Es el momento de soñar a lo grande, de repensar nuestras prioridades – lo que valoramos, lo que queremos, lo que buscamos – y de volver a planificar nuestro futuro, comprometiéndonos a actuar en nuestra vida cotidiana en lo que hemos soñado. ¡Es tiempo de actuar, y de actuar juntos, es ahora!