Limosnería Apostólica dona respiradores a países vulnerables

Distribuidos por las Nunciaturas

Limosnería Apostólica respiradores
Mujer africana © Vatican Media

La Limosnería Apostólica envió respiradores el jueves 17 de junio de 2021, por vía diplomática a países necesitados como Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, India, Sudáfrica, Siria y Papúa Nueva Guinea. Tal y como ha informado Vatican News, las Nunciaturas se encargarán de la distribución de las unidades de asistencia.

Mientras procede intensamente la campaña de vacunación en los países más desarrollados, comenta el medio vaticano, la emergencia sanitaria permanece aún fuerte en muchas zonas del mundo más pobres. La labor de la Limosnería Apostólica no cesa y continúa poniendo todos sus esfuerzos en ayudar a los más necesitados.

Tal es así que, este 18 de junio, tras haber comprado otra producción de respiradores pulmonares, los envió, junto a otro material médico-sanitario, a algunas naciones urgidas de los dispositivos salvavidas. El envío se realizó a través de correo diplomático y llegarán a las respectivas Nunciaturas, que procederán a distribuirlos a los centros hospitalarios por ellas identificados. 

En América Latina fueron mandados seis equipos a Brasil, cinco a Colombia, cinco a Argentina, cuatro a Chile y tres a Bolivia. Asimismo, se enviaron seis a India, cuatro a Sudáfrica, tres a Siria y dos a Papúa Nueva Guinea. 

Cabe destacar que no es la primera vez que se realizan este tipo de envíos a los países más vulnerables. La Limosnería Apostólica, por mandato del Sumo Pontífice, además de realizar estas donaciones, ha estado profundamente empeñada en la campaña de vacunación de personas sin hogar en el Vaticano, procurándoles también cuidados, a través de su ambulatorio, además de una serie de ayudas dedicadas a las personas pobres y sin hogar del mundo entero.

Apoyo a los países más pobres

Dado que actualmente solo los Estados pueden comprar vacunas, la Limosnería ha estado emprendiendo negociaciones diplomáticas con el fin de ayudar a los países más necesitados en los que urge la aplicación de la dosis, especialmente los de África y Asia.

“El dinero recaudado a través de la ‘vacuna en espera’, donativo que se puede hacer en la página web de la Limosnería, las ofrendas de muchas personas al Santo Padre y la contribución de hospitales como el Instituto Spallanzani de Roma, se enviará a los nuncios apostólicos, que comprarán las dosis”, apuntó Konrad Krajewski, lismonero de Su Santidad.

El cardenal polaco reiteró que “son países como Madagascar, Venezuela y Ecuador e India” los destinatarios de las donaciones. De este dinero, aclara, “solo podríamos utilizar una parte porque la vacuna no se puede comprar en el mercado, y por eso empezaremos a enviar dinero a estos países, especialmente en África, donde los nuncios pueden comprarla”.

La accesibilidad universal a las vacunas ha sido reiterada en varias ocasiones por Francisco, preocupado por la “brecha de dosis” entre los países más ricos y el resto del mundo. Desde el comienzo de la pandemia, el Pontífice ha tratado de ayudar, a través de la Limosnería Apostólica, a las personas que se encuentran marginadas del sistema, ofreciéndoles atención atendidos en las instalaciones cercanas al Vaticano, como el ambulatorio del pórtico de la Plaza de San Pedro o mediante la donación de material médico y respiratorio a los países más pobres.

Limosnería Apostólica

Según describe el Vaticano, la Limosnería Apostólica es la Oficina de la Santa Sede que tiene la tarea de practicar la caridad a favor de los pobres en nombre del Sumo Pontífice. Este uso se remonta a los primeros siglos de la Iglesia, y formaba parte de las competencias directas de los Diáconos.


Más tarde, tal encargo fue ejercitado por uno o más miembros de la familia de los distintos Pontífices sin una especial dignidad jerárquica o prelaticia, la cual fue concedida después. En una Bula de Inocencia III (1198-1216) se habla del Limosnero como cargo ya existente. El primer Papa en organizar la Limosnería Apostólica fue el Beato Gregorio X (1271-1276) el cual estableció sus atribuciones.

También Alejandro V con una Bula de 1409 reguló las formalidades y normas de la Limosnería, que ha siempre llevado a cabo sus actividades gracias a los esfuerzos continuos de los Romanos Pontífices. El Limosnero de Su Santidad tiene dignidad arzobispal, es parte de la Casa Pontificia y, como tal, participa en las celebraciones litúrgicas y en las audiencias oficiales del Santo Padre.

El Papa León XIII, con el objetivo es fomentar la recaudación de fondos para obras de caridad confiadas a la Limosnería, delegó al Limosnero la facultad de conceder la Bendición Apostólica por medio de diplomas en papel pergamino, los cuales, para ser auténticos, deben estar firmados por el Limosnero y llevar el sello en relieve de su Oficina.

Se debe tener presente que los costos señalados para la concesión de la Bendición Papal son únicamente para hacer frente a los gastos del diploma, la preparación y la expedición del mismo y a una aportación para las obras de caridad del Papa.

Todos los ingresos recibidos por la Limosnería Apostólica, como contribución a la obtención de los pergaminos con la Bendición, se dedica en su totalidad a la acción benéfica que esta Oficina practica a favor de  los necesitados, que cotidianamente solicitan la colaboración del Sucesor de Pedro.