Los médicos de urgencias no podrán ser forzados a realizar abortos en Texas

El aborto fue la primera causa de muerte en todo el mundo en 2022 según la OMS. Cada año se producen alrededor de 73 millones de abortos inducidos, lo que equivale a unos 200.000 abortos al día. Seis de cada diez embarazos no deseados acaban en aborto.

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, quiere obligar a los médicos que atienden las urgencias de los hospitales de Texas a realizar abortos cuando sea necesario.

Este asunto no es nuevo. Fue en 2022 cuando a través del proyecto “Tratamiento Médico de Emergencia y Trabajo”, Biden instó a todos los médicos de urgencias, obviando su posicionamiento ético y deontológico, a que ayudaran a las mujeres que lo desearan a abortar.

Greg Abbott, gobernador republicano del estado de Texas, reaccionó en contra de este proyecto dictaminando una orden para impedir que los letrados diesen luz verde a esta iniciativa proabortista.

Un año después, en noviembre de 2023, Biden recurrió de nuevo a los tribunales con intención de derogar la norma federal. Sin embargo, la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos, ha dictaminado ahora que esta imposición es ilegal y no se puede llevar a cabo.

El portal de internet Catholinc News afirma que los abogados de Alliance Defending Freedom (ADF), entidad  que representa a la Asociación Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos provida y a las Asociaciones Médicas y Dentales Cristianas, han pedido a este tribunal que «no rechace el fallo del tribunal inferior» que protege a los médicos en su capacidad de optar libremente según su conciencia. Ryan Bangert, vicepresidente senior de Iniciativas Estratégicas de ADF, ha argumentado ante el tribunal que el Quinto Circuito ha dictaminado correctamente» lo que el gobierno federal debe hacer, porque “una clínica no debe ser un centro para abortar”. Asimismo, ha denunciado que los médicos no deben verse nunca obligados a romper «el juramento hipocrático» y no deberían tener que elegir entre «violar sus creencias profundamente arraigadas o enfrentarse a duras sanciones económicas y ser excluidos del programa Medicare», un programa federal de seguro médico para personas de más de 65 años.

73 millones de abortos cada año en el mundo

Para situar en contexto esta situación, conviene matizar que el aborto fue la primera causa de muerte en todo el mundo en 2022 según la OMS. Cada año se producen alrededor de 73 millones de abortos inducidos, lo que equivale a unos 200.000 abortos al día. Seis de cada diez embarazos no deseados acaban en aborto.


En Estados Unidos, de los 50 estados que integran el país, 14 lo prohíben totalmente y otros 12 imponen restricciones en un rango que abarca desde la semana 6 hasta la 26 de gestación, así como limitaciones en el acceso a los servicios de aborto. En ocho de ellos, la prohibición absoluta o severa permanece bloqueada por decisiones de jueces federales.

En cinco estados se aplican restricciones leves, mientras que en 20 estados, más Puerto Rico y Washington DC, el aborto es legal hasta en las etapas avanzadas de la gestación sin restricciones.

En España, como ya comentamos recientemente en uno de nuestros informes, se realizaron 98.316 abortos el pasado año 2022, un 9 % más que en 2021. Estas alarmantes cifras las dio a conocer el Ministerio de Sanidad en el Registro Estatal de Interrupciones Voluntarias del Embarazo el pasado mes de septiembre de 2023.

Valoración bioética

La insistencia en promover políticas que allanan el camino de las mujeres hacia la práctica del aborto indiscriminado, supone el mayor atentado contra la vida humana del nasciturus, y contra la dignidad de la mujer. El aborto no aporta salud a ninguno de los que intervienen en él. Además de terminar con la vida del embrión o feto, provoca secuelas físicas y psíquicas bien documentadas en las mujeres que abortan, especialmente en el caso de abortos repetidos. La insistencia de la OMS y las sociedades ginecológicas en incluir el aborto -recordamos que fue la primera causa de muerte en 2022- en los programas de salud sexual y reproductiva, o incluso más del pretender reconocerlo como un derecho, constituye una contradicción inaceptable que debe seguir siendo denunciada. La situación de invierno demográfico de los países avanzados unida a la presión de Naciones Unidas para la extensión del aborto como condición para conceder ayudas al desarrollo en países de tercer mundo, es una tentado contra el ser humano y contra nuestra civilización. La salud reproductiva consiste en apoyar a la mujer, a la familia al proceso de gestación, parto y puerperio, así como a la crianza de los hijos. Proteger la vida en los casos de embarazos no deseados apoyando a la mujer económica, social y psíquicamente, es la verdadera actitud de progreso que debería promoverse en lugar de la actual promoción del generalizado exterminio que supone el aborto.

Julio Tudela – Cristina Castillo – Observatorio de Bioética – Instituto Ciencias de la Vida – Universidad Católica de Valencia