Papa: “Dar a conocer mejor la vida de las primeras comunidades cristianas”

Carta del Papa con motivo del 25º Encuentro Público de las Academias Pontificias

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Palacio de la Cancillería de Roma © Vatican Media

“Descubrir y dar a conocer mejor la vida de las primeras comunidades cristianas en Roma, a través de todas las fuentes posibles, empezando por las arqueológicas y epigráficas”, ha expuesto el Papa Francisco en una carta al referirse al compromiso de Giovanni Battista de Rossi, “como estudioso incansable”.

Ayer martes 1 de febrero el Santo Padre envió una carta al cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura y del Consejo para la Coordinación de las Academias Pontificias, con motivo del 25º Encuentro Público de las Academias Pontificias.

25ª Reunión Pública de las Academias Pontificias

En la carta, Francisco explica que “es inminente la celebración de la 25ª Reunión Pública de las Academias Pontificias, cuyo momento central será la entrega del Premio, que se concede anualmente a destacados académicos”. Esta reunión, que se aplazó el año pasado a causa de la pandemia, señala el Santo Padre, “se renueva ahora a pesar de las dificultades que persisten. De hecho, es fundamental para el diálogo entre las Academias y para el reconocimiento de los jóvenes talentos que se distinguen en sus respectivos ámbitos culturales y temáticos”.

Se trata de la XXV edición que como expresa el Pontífice, “está comisariada por la Pontificia Academia Romana de Arqueología y la Pontificia Academia Cultorum Martyrum, que, con motivo del bicentenario del nacimiento del gran arqueólogo Giovanni Battista de Rossi”.

El Pontífice, prosigue explicando cómo Giovanni Battista de Rossi es considerado el fundador de la arqueología cristiana moderna. “De hecho, su contemporáneo Theodor Mommsen afirmó que ‘había elevado esta disciplina de un mero pasatiempo erudito a una verdadera ciencia histórica’”.

“El trabajo de De Rossi fue fuertemente alentado por el beato Pío IX, que el 6 de enero de 1852 creó la Comisión de Arqueología Sagrada para la más eficaz protección y vigilancia de los cementerios y de los antiguos edificios cristianos de Roma y sus suburbios, para la excavación y exploración científica de los propios cementerios, y para la conservación y custodia de todo lo que se encuentre o salga a la luz durante las excavaciones”, apunta.

El “extraordinario compromiso” de Giovanni Battista de Rossi

Del mismo modo, el Obispo de Roma describe en su misiva que, “mediante el estudio comparativo de las fuentes documentales y las memorias arqueológicas, Giovanni Battista de Rossi descubrió numerosas tumbas de mártires romanos y, junto con colaboradores y jóvenes estudiosos, reavivó el culto a estos mártires”.

Igualmente, el Sucesor de Pedro expresa su admiración por “el extraordinario compromiso de Giovanni Battista de Rossi como estudioso incansable, que sentó las bases de una disciplina científica, la arqueología cristiana, que aún hoy está presente en muchas universidades, y recordamos la pasión con la que vivió lo que para él era una verdadera vocación: descubrir y dar a conocer mejor la vida de las primeras comunidades cristianas en Roma, a través de todas las fuentes posibles, empezando por las arqueológicas y epigráficas”.

“Su ejemplo merece ser reproducido para promover y desarrollar el estudio de la arqueología cristiana, no sólo en los ámbitos especializados, sino también en las universidades e institutos donde se enseña teología e historia del cristianismo”, agrega. Francisco finaliza su carta, deseando a todos los Académicos y a los participantes en la 25ª Sesión Pública, “esfuerzos cada vez más fructíferos para promover el humanismo cristiano”.

A continuación, ofrecemos la carta del Santo Padre, traducida por Exaudi:

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Carta del Santo Padre

Es inminente la celebración de la 25ª Reunión Pública de las Academias Pontificias, cuyo momento central será la entrega del Premio, que se concede anualmente a destacados académicos. Esta reunión, que se aplazó el año pasado a causa de la pandemia, se renueva ahora a pesar de las dificultades que persisten. De hecho, es fundamental para el diálogo entre las Academias y para el reconocimiento de los jóvenes talentos que se distinguen en sus respectivos ámbitos culturales y temáticos.

Esta XXV edición está comisariada por la Pontificia Academia Romana de Arqueología y la Pontificia Academia Cultorum Martyrum, que, con motivo del bicentenario del nacimiento del gran arqueólogo Giovanni Battista de Rossi, han querido dedicársela.


Giovanni Battista de Rossi es considerado el fundador de la arqueología cristiana moderna. De hecho, su contemporáneo Theodor Mommsen afirmó que «había elevado esta disciplina de un mero pasatiempo erudito a una verdadera ciencia histórica».

El trabajo de De Rossi fue fuertemente alentado por el beato Pío IX, que el 6 de enero de 1852 creó la Comisión de Arqueología Sagrada «para la más eficaz protección y vigilancia de los cementerios y de los antiguos edificios cristianos de Roma y sus suburbios, para la excavación y exploración científica de los propios cementerios, y para la conservación y custodia de todo lo que se encuentre o salga a la luz durante las excavaciones». El arqueólogo romano fue igualmente querido por León XIII, que lo quiso como huésped en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo durante el último periodo de su vida.

El apoyo del Papa se tradujo también en la compra por parte de la Santa Sede de algunos terrenos que dan a las catacumbas más importantes, para preservar de la actividad constructiva esos testimonios fundamentales del cristianismo primitivo, a los que de Rossi dedicó sus estudios y excavaciones.

Así, a mediados del siglo XIX, salió a la luz el núcleo más antiguo del cementerio de San Calixto, donde se identificaron la cripta de los Papas, que data del siglo III, y la de Santa Cecilia, acercando a los especialistas y a los fieles a las evidencias arqueológicas y, a través de ellas, a la fe firme y ferviente de aquellas antiguas comunidades cristianas.

Mediante el estudio comparativo de las fuentes documentales y las memorias arqueológicas, Giovanni Battista de Rossi descubrió numerosas tumbas de mártires romanos y, junto con colaboradores y jóvenes estudiosos, reavivó el culto a estos mártires. Las tumbas de los mártires y su memoria son los centros de interés privilegiados del gran arqueólogo romano, que sentó las bases de una disciplina viva dispuesta a captar el mensaje procedente de las catacumbas cristianas, entendidas como lugares de descanso temporal a la espera de la resurrección. Percibió y puso de manifiesto el profundo significado de estas necrópolis subterráneas, tachonadas de miles de nichos de enterramiento idénticos, como para expresar plásticamente la fraternidad y la igualdad de todos los miembros de la Iglesia.

Las peregrinaciones, que aún hoy continúan a lo largo de muchos de los túneles de las catacumbas descubiertos y estudiados por de Rossi, recorren los itinerarios de los fieles de los primeros siglos, que, emocionados, llegaban a las tumbas de los mártires para tocar esos sencillos sepulcros y dejar, a través de los numerosos grafitos aún legibles hoy, una invocación, una súplica, un signo de devoción.

Admiramos el extraordinario compromiso de Giovanni Battista de Rossi como estudioso incansable, que sentó las bases de una disciplina científica, la arqueología cristiana, que aún hoy está presente en muchas universidades, y recordamos la pasión con la que vivió lo que para él era una verdadera vocación: descubrir y dar a conocer mejor la vida de las primeras comunidades cristianas en Roma, a través de todas las fuentes posibles, empezando por las arqueológicas y epigráficas.

Su ejemplo merece ser reproducido para promover y desarrollar el estudio de la arqueología cristiana, no sólo en los ámbitos especializados, sino también en las universidades e institutos donde se enseña teología e historia del cristianismo.

Deseando, por tanto, alentar a quienes con gran empeño y entusiasmo, siguiendo la estela de Giovanni Battista de Rossi, se dedican a la investigación arqueológica y a los estudios históricos y hagiográficos, me complace conceder la Medalla de Oro del Pontificado a la investigación «Las excavaciones arqueológicas de Maqueronte», dirigida por el profesor Gyözö Vörös, miembro de la Academia Húngara de las Artes, cuyos resultados se recogen en tres monumentales volúmenes relativos a la ciudadela jordana que se asoma al Mar Muerto.

Como signo de estímulo a los estudios arqueológicos sobre los monumentos paleocristianos, concedo a continuación, ex aequo, la Medalla de Plata del Pontificado al doctor Domenico Benoci, por su tesis sobre «Le iscrizioni cristiane dell’Area I di San Callisto», y al doctor Gabriele Castiglia, por su monografía «Topografia cristiana della Toscana centromeridionale».

Deseando a todos los académicos y a los participantes en la 25ª Sesión Pública esfuerzos cada vez más fructíferos para promover el humanismo cristiano, invoco la protección maternal de María, Reina de los Mártires, para que os acompañe siempre en vuestro camino humano y académico, y os imparto cordialmente a vosotros y a vuestros seres queridos la Bendición Apostólica.

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