Academia Pontificia para la Vida: Presentación de la Asamblea

“La salud pública en perspectiva global. Pandemia, bioética, futuro”

Academia Vida presentación Asamblea
Monseñor Paglia © Vatican Media

En la mañana de hoy, martes 28 de septiembre de 2021, ha tenido lugar en directo desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede la conferencia de presentación de la Asamblea de la Academia Pontificia para la Vida, en curso del 27 al 29 de septiembre, cuyo tema es “La salud pública en perspectiva global. Pandemia, bioética, futuro”

En la rueda de prensa con los medios han intervenido monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Academia, el doctor David Barbe, presidente de la Asociación Médica Mundial (AMM) y la profesora Maria Chiara Carrozza, presidenta del Consejo Nacional de Investigación (CNR).

Salud pública como fondo

Tomando la palabra como primer interventor, Mons. Paglia ha manifestado que esta “no es una Asamblea sobre la pandemia, sino sobre lo que hemos aprendido de la pandemia y en qué líneas comprometernos para un nuevo futuro. De hecho, desde el principio, la Academia Pontificia para la Vida trató de comprender los cambios que la pandemia estaba provocando en la sociedad mundial”.

Del mismo modo, ha señalado, “pretende poner la Salud Pública en el centro del debate. Nunca antes nos habíamos dado cuenta de hasta qué punto la salud de cada persona está vinculada a la de todos: todos estamos interconectados, para bien o para mal. Ya no es sostenible el privilegio de algunos sin que éste penalice a otros . Las diferencias, disparidades y desigualdades niegan esta evidencia fundamental y, por tanto, deben ser superadas”.

El “nosotros” de la familia humana

Citando Fratelli tutti del Papa Francisco, el presidente de la Academia ha subrayado que “formamos parte de una única familia humana y nadie puede salvarse solo. Por lo tanto, es necesario identificar las circunstancias de nuestras relaciones que conducen a mantener zonas de bienestar para unos pocos, en detrimento de los muchos. El ‘yo’ hiperindividualista debe dejar paso al ‘nosotros’ de la familia humana.

“Si bien la prioridad de los países occidentales son las vacunas”, argumenta, “no debemos olvidar la necesidad de construir una sanidad justa a escala mundial. Lo que está en juego es el futuro de la asistencia y la salud si queremos tomar en serio las lecciones de la pandemia. Para la mayoría de la población mundial, la prioridad no son sólo las vacunas, sino también el acceso real y efectivo a los tratamientos y a los bienes que ‘simplemente’ permitan vivir”.

El arzobispo también ha llamado a no olvidar la primera lección: “Para cuidar la salud, primero hay que estar vivo. Y el acceso a los bienes esenciales para vivir está garantizado para todos en nuestro planeta”. Para la Academia, concluye, se trata de “colaborar con los dicasterios de la Santa Sede, en particular en el marco de la Comisión vaticana COVID19, y poner la crisis pandémica en el centro de la atención, proponiendo una interpretación sapiencial que ilumine los caminos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.

Proveer a cada país de suministros

Al comenzar su discurso, el doctor Barbe ha abordado la verdadera gravedad de la COVID en la sociedad: “Los ancianos, los enfermos crónicos y algunas de las razas no caucásicas. Estos grupos tuvieron tasas más altas de enfermedad grave y muerte, en parte debido a la susceptibilidad natural, pero lo más importante es que estos son los grupos que experimentan la desigualdad sanitaria incluso en tiempos no pandémicos”.


En esta línea, también ha recordado que el personal médico de la Asociación se ha visto especialmente afectado, por lo que ha invitado a “encontrar la manera de que cada país desarrolle reservas y cadenas de suministro de equipos de protección personal, así como de medicamentos y materiales necesarios para atender a una oleada de pacientes en pandemias y otras catástrofes naturales o provocadas por el hombre”.

Oportunidad de la investigación científica

Otra área de oportunidad, asegura el presidente de AMM, es “la ciencia y la investigación y el intercambio y la difusión de información. Incluso hoy, casi dos años después de esta pandemia, sigue habiendo controversia y recomendaciones contradictorias sobre el uso de antivirales, anticuerpos neutralizantes, moduladores inmunitarios, cortico esteroides e incluso asistencia respiratoria. En esta época de comunicación global en tiempo real, debemos mejorar nuestra colaboración y comunicación científica”.

“Hasta que una enfermedad pueda ser tratada eficazmente, la prevención es fundamental. Las vacunas brindan esa oportunidad de prevención. Aunque los esfuerzos para desarrollar y distribuir las vacunas contra el COVID han sido monumentales, las tasas de vacunación, especialmente en los países de renta baja y media-baja, siguen siendo vergonzosamente bajas, con tasas de vacunación en docenas de países que todavía son inferiores al 3% de su población. Este es un problema multifactorial”, apunta.

Indecisión en la vacunación

Barbe ha terminado su intervención resaltando un último factor de gravedad, la indecisión sobre las vacunas: “Se observa en cierto grado en casi todos los países y es también un problema multifactorial. La rapidez con la que se han desarrollado estas vacunas y las nuevas tecnologías que emplean algunas de ellas, como la tecnología del ARNm, han hecho que muchos se acerquen a las vacunas con cierta aprensión e incluso miedo”.

Algo que se ha visto agravado por “la red mundial de desinformación y distorsión respecto a los riesgos y beneficios de la vacuna. Los casos de eventos adversos después de la vacunación, la preocupación por la disminución de la inmunidad y la probable necesidad de refuerzos posteriores han contribuido a la indecisión”.

“Los médicos y otros profesionales de la salud son las voces más fiables. Hay que seguir promoviendo una información válida y transparente, subrayar los beneficios de la vacuna y subrayar el riesgo significativamente mayor de la enfermedad natural. La tragedia de estos y otros problemas de esta pandemia es que muchos de ellos eran y son evitables o corregibles. Se dice que de las crisis nacen las oportunidades. Si es así, una gran crisis debería conducir a una oportunidad todavía más grande”, concluye.

Enfocarse en los más frágiles

La última participación ha sido la de Carrozza, quien ha indicado que “el estudio orientado a la salud de las personas no puede tener una impronta exclusivamente aplicativa; al contrario, es precisamente de la investigación fundamental de donde proceden los desarrollos terapéuticos y farmacológicos más interesantes, como demuestra la pandemia en la que sólo gracias a la investigación fundamental realizada durante muchos años hemos podido producir y distribuir vacunas en un tiempo récord”.

“La investigación científica y la innovación tecnológica que están realmente al servicio de las personas y de la comunidad deben dirigirse en primer lugar a los grupos más frágiles, a las personas más necesitadas de asistencia y a los últimos. Hay que abandonar la lógica de que la fragilidad y las capacidades diferentes (…) son una especie de condena del destino, cuya carga debe ser soportada únicamente por los directamente afectados y sus cuidadores, es decir, casi siempre sus familias”, afirma.