Sínodo de Obispos: Presentación del documento preparatorio

La fase diocesana será inaugurada el 10 de octubre por el Papa

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Presentación del documento preparatorio del Sínodo © Vatican Media

“Una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, ‘camina junta’: ¿cómo se realiza hoy este ‘caminar juntos’ en tu Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro ‘caminar juntos’?” Estas son las cuestiones fundamentales del documento preparatorio de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, cuya presentación ha sido hoy en el Vaticano por el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, los subsecretarios de la Secretaría, monseñor Luis Marín de San Martín y sor Nathalie Becquart.

En el acto también han participado la profesora Myriam Wijlens, catedrática de Derecho Canónico de la Universidad de Erfurt, Alemania, y el padre Dario Vitali, profesor de la Facultad de Teología de la Gregoriana, ambos asesores de la Secretaría.

Inauguración el 10 de octubre

“Un itinerario que sigue la estela del ‘aggiornamento’ de la Iglesia propuesto por el Concilio Vaticano II”, que comenzará el 10 de octubre con la celebración inaugural del Papa Francisco y el domingo siguiente en cada diócesis.

Referencias bíblicas

El cardenal Grech destacó precisamente que “las disposiciones con las que nos disponemos a vivir esta etapa fundamental en la vida de la Iglesia”, empezando por las celebraciones litúrgicas “que constituyen el corazón y revelan el sentido de lo que vamos a hacer”. “Un Sínodo no puede entenderse si no es a la luz de la acción del Espíritu Santo”.

Refiriéndose a las dos imágenes bíblicas propuestas en el Documento, Jesús y las multitudes y el encuentro entre Pedro y Cornelio en los Hechos, el cardenal dijo que “el Sínodo es un camino de discipulado, es un acercamiento progresivo al Señor, entrando cada vez más en la lógica del Evangelio”.

“Todo el camino del discernimiento sólo puede entenderse como obediencia al Espíritu Santo, de lo contrario se convertiría en un juego de un bando o de otro, la consulta al pueblo de Dios acabaría reduciéndose a una encuesta, cerrada dentro de los mecanismos de la opinión pública. El Sínodo tendrá éxito o fracasará en la medida en que confiemos en el Espíritu Santo”. En este sentido, el cardenal recordó que “la sinodalidad es el fruto maduro de la recepción del Concilio”.

Comunicación correcta

A continuación, hizo un llamamiento a la comunicación adecuada: “El Sínodo no es un parlamento, el proceso sinodal no es un juego de partidos en el que los que tienen más poder someten a los demás, es una experiencia, un ejercicio de escucha del Espíritu en la escucha de los demás. Ayúdenos en dos importantes retos”, pidió a los periodistas, “pido a los que entienden esta clave espiritual que nos ayuden a difundirla”.

“Invito a todos a no forzar el Sínodo en el mecanismo de la primicia, la noticia sensacionalista”. No es casualidad que muchas de las preguntas se centraran en el voto de las mujeres en la asamblea de obispos, algo que “no me deja tranquilo”, respondió Grech. La pregunta parece estar fuera de lugar, pero, como subrayó Mons. Marín, el Sínodo es un proceso participativo en el que todos, hombres y mujeres, e incluso personas que no forman parte de la Iglesia, pueden y deben contribuir.

Modalidades de la fase diocesana

El propio monseñor Marín, que habló de “unidad pluriforme”, reiteró tres objetivos de la consulta a nivel diocesano: “Debe ser verdadera, lo más amplia posible y práctica, no teórica”. El responsable será el obispo diocesano, que “tendrá que ocuparse también de la dimensión de la oración”.


“Podrá nombrar una persona de contacto, si es posible un equipo que refleje la variedad de la Iglesia y concluir con una asamblea sinodal en cada diócesis. Coherencia, entusiasmo, creatividad y coraje son las palabras clave”. El proceso continuará con reuniones pre-sinodales a nivel continental para dar espacio a la más amplia participación posible y los 7 documentos finales servirán para preparar el Instrumentum laboris que se entregará a la asamblea de obispos.

Los objetivos

Por ello, la Iglesia se cuestiona el sentido de la sinodalidad en el Tercer Milenio. El Documento indica los principales objetivos “para la calidad de la vida eclesial y la realización de la misión de evangelización” y “que declinan la sinodalidad como forma, como estilo y como estructura de la Iglesia”.

En resumen: recordar cómo el Espíritu ha guiado el camino de la Iglesia a lo largo de la historia y nos llama hoy a ser juntos testigos del amor de Dios; vivir un proceso eclesial participativo e inclusivo; reconocer y apreciar la riqueza y variedad de dones y carismas que el Espíritu otorga libremente; experimentar formas participativas de ejercer la responsabilidad en el anuncio del Evangelio y en el compromiso de construir un mundo más bello y habitable; examinar cómo se viven la responsabilidad y el poder en la Iglesia, y las estructuras a través de las cuales se gestionan.

Y más: acreditar a la comunidad cristiana como sujeto creíble y socio fiable en los caminos del diálogo social, la sanación, la reconciliación, la inclusión y la participación, la reconstrucción de la democracia, la promoción de la fraternidad y la amistad social; regenerar las relaciones entre los miembros de las comunidades cristianas, así como entre las comunidades y otros grupos sociales; fomentar la valorización y la apropiación de los frutos de las recientes experiencias sinodales a nivel universal, regional, nacional y local.

El documento consta de 12 páginas, divididas en cuatro capítulos y 32 puntos. Servirá para preparar el viaje sinodal en su primera fase, la de “escucha y consulta al Pueblo de Dios en las Iglesias particulares (octubre 2021 – abril 2022)”.

El contexto

Al abordar la situación actual, el documento subraya que “no podemos ocultar el hecho de que la propia Iglesia tiene que enfrentarse a la falta de fe y a la corrupción incluso dentro de ella misma”. Se refiere, en particular, al espinoso tema de los abusos sexuales, del abuso de poder y del abuso de conciencia: “La Iglesia en su conjunto está llamada a afrontar el peso de una cultura impregnada de clericalismo, que hereda de su historia, y de formas de ejercicio de la autoridad sobre las que se injertan los diferentes tipos de abusos”.

Pero no faltan razones para la esperanza: “A pesar de nuestras infidelidades, el Espíritu sigue actuando en la historia y mostrando su poder vivificador. Precisamente en los surcos cavados por los sufrimientos de todo tipo soportados por la familia humana y el Pueblo de Dios florecen nuevos lenguajes de la fe y nuevos caminos, capaces no sólo de interpretar los acontecimientos desde un punto de vista teológico, sino también de encontrar en la prueba las razones para refundar el camino de la vida cristiana y eclesial”.

Divisiones

Otra cuestión es la de las minorías cristianas con dificultades, pero también la de las heridas causadas por quienes fomentan las divisiones en la Iglesia. “En este contexto, la sinodalidad representa el camino principal para la Iglesia”, afirma el documento. Pero una Iglesia sinodal, en un camino “al que todos estamos llamados” es también “un signo profético sobre todo para una comunidad de naciones incapaz de proponer un proyecto compartido, a través del cual perseguir el bien de todos: practicar la sinodalidad es hoy para la Iglesia el modo más evidente de ser un “sacramento universal de salvación”.

La última parte del Documento recoge “la cuestión fundamental”. Indica, pues, algunas acciones concretas a seguir en tres niveles distintos: el estilo en que la Iglesia vive y trabaja habitualmente; las estructuras y procesos eclesiales; los procesos y eventos sinodales. El Documento concluye enumerando “diez núcleos temáticos a profundizar”: compañeros de viaje; escucha; toma de la palabra; celebración; corresponsabilidad en la misión; diálogo en la Iglesia y en la sociedad; diálogo con otras confesiones cristianas; participación; discernimiento y toma de decisiones; formación en la sinodalidad. Por último, la invitación a elaborar un informe de unas diez páginas que resuma la consulta.